¿Estás buscando mejorar tu rendimiento físico de forma constante y moderada? Debes tener en cuenta los siguientes componentes para lograr tu objetivo: alimentación adecuada, planificar tus entrenamientos y tener un descanso reparador.
Alimentación para un rendimiento físico optimo:
Es importante tener en cuenta, que para mejorar el rendimiento físico, los carbohidratos son generadores de energía, las proteínas son fuentes de construcción muscular y las grasas ayudan a mantener la temperatura corporal durante la actividad física. Además de esto, la fibra, las vitaminas y los minerales son ideales para la recuperación, el desarrollo de la masa muscular y para mantener estable la reserva de energía en el cuerpo.
Algunas bebidas energizantes y aminoacidos contienen una buena porción de carbohidratos logrando que los nutrientes sean asimilados por nuestro organismo de manera rápida y así tener un mejor rendimiento durante las jornadas de entrenamiento.
Planifica tus entrenamientos:
Entrenar sin un objetivo claro, por ejemplo correr los mismos 5 kilómetros durante días, producirá una mejora en el organismo durante las primeras semanas, pero llegará un momento en el cual el organismo se habrá adaptado a ese esfuerzo. Para evitar que esto pase, y mejorar tu rendimiento físico durante los entrenamientos, debes desarrollar diferentes cualidades físicas, es decir realizar ejercicios que me ayuden a trabajar resistencia, explosividad, coordinación, agilidad y fuerza.
Puedes planificar o periodizar los entrenamientos con la ayuda de entrenadores deportivos o hacer un seguimiento del rendimiento de tu actividad física e ir aumentando progresivamente la intensidad y variación en los ejercicios para lograr un mejor rendimiento.
Descanso:
Sin descanso no hay avance en el rendimiento físico, ya que el organismo sigue trabajando, una vez hemos finalizado el entrenamiento. Cabe destacar el descanso como un proceso de recuperación indispensable para reducir la fatiga, y evitar que nuestro rendimiento merme poco a poco, ya que permite que el cuerpo recargue sus reservas de energía, incluidas las reservas de glucógeno en los músculos y el hígado y también ayuda a la reconstrucción de fibras musculares.